En muchas ocasiones los alumnos no cumplen con las exigencias académicas esperadas para su edad, lo que supone un problema tanto para el alumno, al verse mermada su autoestima por no alcanzar el rendimiento de sus compañeros, como para el profesor y sus padres que no siempre saben cómo afrontar esta situación. Una de las principales causas del fracaso escolar son las dificultades de aprendizaje. Estos niños suelen tener una inteligencia normal, y pese a esforzarse por realizar las tareas de clase e intentar seguir el ritmo de sus compañeros no lo consiguen. Por ello, necesitan apoyo específico de profesionales para mejorar en los procesos de aprendizaje. Existen casos de alumnos que no consiguen retener las tablas de multiplicar por tener pequeños problemas en su capacidad de memoria u otros que a nivel atencional son incapaces de concentrarse por no poder inhibir los estímulos irrelevantes que hay a su alrededor.
Generalmente las dificultades de aprendizaje suelen manifestarse con problemas de lectura (p. ej. lee de manera imprecisa o lenta), escritura (p. ej. suele añadir o sustituir letras) y cálculo (p.ej. dificultad para realizar sumas simples).
Este tipo de problemas deben trabajarse por profesionales especializados que ayuden a minimizarlos, mejorando así el nivel de aprendizaje del alumno.